Es 19 de agosto del año 2011 y me dirijo solo y en mi coche dirección Cantimpalos, un pequeño pueblo de Segovia donde todos los años se celebra una prueba de duatlón con muy buena reputación en cuanto a organización, número y nivel de participantes, estando ésta integrada dentro del calendario de la Federación de Triatlón de Castilla y León.
Llego al pueblo y a la entrada del mismo hay un miembro de la organización el cual distribuye a los vehículos que van llegando por diferentes zonas de estacionamiento. Entro en una pequeña zona de descampado a la entrada de Cantimpalos y aparco. Me voy dirección a la zona de salida y transición para recoger el dorsal. Al aproximarme a la plaza del pueblo veo todo el tinglado montado en ese lugar, vallas, bastante gente, moqueta azul en el suelo en la línea de meta, carpas y un escenario. Imaginaba que este pueblo iba a ser algo más grande, pero es pequeño y no creo que tenga muchos habitantes. La plaza es relativamente pequeña y está presidida por un Ayuntamiento muy acorde con los edificios colindantes a él. Las casas en su totalidad son de una o dos plantas y en su mayoría con las fachadas originales, casi todas sin reformar. Se me antoja todo muy antiguo y algo feo para mi gusto.