jueves, 14 de marzo de 2013

Duatlón de Alcobendas. Campeonato de Madrid.

Ni de coña pensaba en participar en un Campeonato de Madrid este año. Simplemente pensaba en ello y decía decidido que no pintaba nada con tanto galgo en ninguna prueba. Pensé en inscribirme en el duatlón de la Casa de Campo, el Villa de Madrid, que se celebraba una semana antes, pero en el trabajo no me dieron la opción de poder coger libre la noche anterior a la prueba en la que tenía que currar para así poder ir al duatlón, el cual se celebraba a primera hora de la mañana. Todo esto, sumado a los ánimos de los miembros de mi nuevo club por asistir al duatlón de Alcobendas, que este año era campeonato de la Comunidad de Madrid, hizo que casi sin remedio me decantara de una vez por todas por competir en esta prueba.

La semana no pintaba bien para mí. Aparte de ver como toda la semana llovía y llovía sin parar, cosa que no me gustaba un pelo para competir, primero tuve que bajar el pistón de los entrenamientos bastante dado que en mi pierna izquierda un dolor al correr no me dejaba entrenar como dios manda y acababa casi cojeando, y por otro lado, en la misma semana, me ocurrió en un par de ocasiones el que al llegar de correr y cuando casi estaba llegando a casa, la tripa hacía extraños ruidos, preludio inevitable de que necesitaba un retrete de forma inmediata. De esta forma acababa tal sesión de carrera con un progresivo descomunal buscando el desahogo físico.

        Con todo ello, y tras haber corrido el día antes de la prueba con un buen dolor de piernas que me hizo pensar en no asistir a la temida cita, con dos huevos me levanté, desayuné y me marché dirección Alcobendas. ¡Qué sea lo que dios quiera! –me dije. Una vez allí y estacionado el coche en el parking destinado a los corredores me encuentro con un miembro del club, lo supe porque compartíamos la misma vestimenta, el chándal del equipo, el Trialcorcón Villalkor. Nos saludamos, nos presentamos y juntos estuvimos prácticamente todo el día. Igualmente con el resto de compañeros que coincidimos por la zona de salida y boxes, y sobre todo, los que corríamos en la primera tanda. La carrera se compondría de dos tandas, la B que era la mía, y la A que era la de los “güenos”. Pues una vez juntos empezamos a organizar todo como en cualquier otro duatlón, recoger dorsal, preparar la bici, entrar en boxes, guardarropa, chip, etc, y a calentar un poco. Aquí ya me entra el miedo por mi pierna, si no corro no me duele, pero cuando empiezo el dolor aparece. Llevaba tiempo queriendo cambiar de zapatillas ya que las mías estaban muy, muy cascadas, y justo el día antes de la competición cuando estaba dando una vuelta con la familia por un centro comercial acabé comprando unas que tenían todo un ofertón que no podía dejar escapar. Me las compré con la intención de entrenar y para la carrera usar las mías antiguas, pero al probármelas y sentir esa perfecta amortiguación me vino a la cabeza lo que siempre se ha dicho que no se haga, estrenar algo el día de la carrera. Pero es que estaba acojonado por mi dolor de pierna y la comodidad de la zapa nueva me ayudaría seguro en este menester. Así que me las puse en casa al despertarme y vestirme y no me las quité hasta acabada la prueba, salvo para el ciclismo claro está. 

        Empiezo a trotar calentando y duele algo, pero creo que si duele sólo ese poco no habrá problema en poder correr más o menos bien. De repente la tripa empieza a avisar. Le digo a mi compañero Alberto que hay hacer una visita al Roca y nos vamos para el aseo público que en esos momentos presenta un aforo completo. Por fin se abre la puerta y como no podía ser de otra forma, no había papel. Salgo y aviso a los allí congregados de la putada existente dentro del cuadrilátero, y estos se ríen con nerviosismo, pero uno me dice que le deje pasar que le da igual. Yo me fijé bien en su indumentaria para intentar no ponerme tras él en la prueba y me fui diciéndome a mí mismo que podía aguantar sin evacuar. Joder, siempre alguna anécdota con este tema. Seguimos calentando y nos vamos acercando a la zona de salida. En esta zona nos vamos encontrando con más compañeros que compartiremos la primera tanda. Están Tomás, que lo conocí un fin de semana de bici, Pedro, Edu, Sergio y José con el que más he coincidido en entrenos, sobre todo en la piscina, y al resto que no me acuerdo de sus nombres. Es la primera carrera en la que participo, hablando de duatlones, triatlones o carreras a pie, en la que estoy acompañado. Es un gozo, la verdad. Además, el ambiente, como tantas veces escuché,  es estupendo entre los componentes del Trialcorcón. Ahora, de verdad, siento que he hecho bien en optar por estar en un equipo. Nos vamos colocando bajo la pancarta hinchada. No es de los días que más me apetece correr, no sé por qué, pero todo el tiempo presiento que entre unas cosas y otras parece que la cosa no va a salir bien.

        Por fin se da la salida. De primeras un cuestón por el parque de Andalucía, sobre tierra, para girar a la izquierda, bajar por asfalto y volver a subir tal cuesta. El ritmo es vivo, cómo no, y ya veo mucha gente delante. No voy mal pero el incrementar el ritmo lo veo difícil y más si pienso en lo que queda aún. Reservo algo. Esta vez la bajada por asfalto se alarga bastante para girar en 180 grados, subir y entrar de nuevo en el parque por otra zona donde empieza lo más duro de la carrera a pie. Una subida haciendo cuatro curvas de herradura que me hacían recordar a las siete revueltas de Navacerrada. No es que tuviera que ver mucho, pero yo pensaba en mi querida Sierra de Guadarrama, como siempre. De esta forma se llegaba a la parte más alta del recorrido. Se daban dos vueltas a este recorrido, más o menos, y como en todo duatlón, se entraba en boxes. Entro y el ponerme las zapatillas de la bici y correr con ellas me hace sentir que no he sido muy rápido. Cuando pueda compraré unas de tri, pero es que este deporte te deja pelado física y económicamente. Si no me muevo me muero. Tardo en recorrer los duros cinco kilómetros veinte minutos y un segundo, lo que viene siendo a 4 minutos el kilómetro. No está nada mal para mi corta experiencia en la carrera a pie, más si cabe, contando con lo duro que ha sido el primer sector.

Una vez me he subido en la bici empiezo a darle caña. Enseguida me encuentro a gusto y empiezo a pasar corredores. De hecho muchos de los que me han sacado los ojos corriendo ahora no les veo con el mismo ánimo. Sopla el aire y en las cuestas los pedales deben ser más fuertes. En una de ellas el aire es completamente lateral y cuando tengo oportunidad recupero algo a rueda haciendo un mini abanico, pero casi todo el tiempo me lo paso tirando. Sólo en un momento dado un corredor me alcanza y decido que será mi acompañante si todo va bien. Nos entendemos al instante y entre los dos damos caza a muchos contrincantes. El circuito a cuatro vueltas es por carretera ancha y bien asfaltada con amplias rotondas sufriendo el aire cuando soplaba de frente y volando cuando te empujaba por la espalda. Llega la última vuelta y mi compi y yo cogemos un amplio grupo donde se veía claramente el escaqueo de tirar por parte de casi todos los allí congregados. Recupero un poco en el grupo, pero a mitad de vuelta decido tirar quedándose la mayoría, excepto mi compañero de aventura y alguno más. Llegamos a la línea de boxes y, esta vez sí, y aunque no llevo zapas de tri, las mías de toda la vida me las he quitado momentos antes, y con ello salto rápido de la bici en busca de mi sitio. Dejo la bici, fuera casco, zapas a los pies y a correr se ha dicho. He tardado 39 minutos y 39 segundos en 21.680 metros de trazado ciclista.

        En poco tiempo corriendo me pasan tres o cuatro corredores que, por cierto, son los del último grupo al que cogí con la bici. Está claro que corriendo van mejor que yo, pero no desespero, al contrario, con el sector de ciclismo me han entrado las ganas que no tenía antes de empezar. También me pasa mi compañero de la bici, pero a este sí le sigo. Volvemos a subir las zetas y la meta se aproxima. Cuando faltan pocos metros para acabar lo doy todo y mi compi se pica. Por fin llegamos y nos damos la mano satisfechos del día de competición que acabamos de finalizar. Hemos hecho una buena carrera. El último sector lo hago en 10 minutos 9 segundos. Por cierto, las zapas nuevas han ido de maravilla y no me arrepiento haber optado por llevarlas a pesar del estreno.

Una vez en meta saludo a Edu que ya había llegado y juntos esperamos al resto de compañeros que poco a poco van finalizando la prueba. Ha sido una prueba estupenda. No esperaba que fuese así, me ha gustado el recorrido en general y me he encontrado, salvo en los primeros cinco kilómetros, bastante bien. Total, que en general estoy contento de cómo he realizado el Campeonato de Madrid de Duatlón de Alcobendas.

Tiempo total: 1h.:11':33''
135º de la general masculina.
39º   de GE. 34-39