viernes, 5 de julio de 2013

Triatlón Wild Wolf. Triatlón Villa de Madrid 2013. SHORT


      
"Poco a poco". Esa es la frase elegida por los más veteranos de este deporte. La puedes escuchar infinidad de veces en tu paso por él. ¿Y por qué? Pues nada más lejos que por la “ansiada ansiedad” de querer hacer y lograr los retos más difíciles cuanto antes, como si la vida nos fuese en ello, sin disfrutar de todo el camino que precede al gran logro. La gente olvida que con las distancias más pequeñas, su preparación, entrenamientos y sacrificio, éstas también acaban convirtiéndose en grandes logros.  Parece que la gente se aburre y decide, así de buenas a primeras, hacer pues eso, ¡ala!, un Ironman, así de siempre, y como diría un tal Loreal, porque yo lo valgo.

       Mi intención principal no se aleja mucho de este dicho, quizás equivocado, quizás no. Mi reto era hacer, este segundo año, un medio Ironman y más exactamente el famoso Ecotrimad. Todo quedó en un deseo y finalmente pensé que el 2014 sería el año, prefería ir “poco a poco”. Tampoco quería, como he llegado a ver en alguna competición a la que he asistido como público, tener que hacer la media maratón andando simplemente por el hecho de llegar. Ya con un entreno digno esto puede ocurrir, andar más de la cuenta, pero hacerlo por hacerlo a sabiendas de que sufriré como un perro llegando casi, casi a perder la cabeza y no saber ni donde estás, no me iba ni un cacho. Este año he entrenado muy bien y todo en mí ha cambiado, mi cuerpo, mi mente y mi forma física. Diría que nunca, ni en mi época como ciclista, he estado tan fuerte y me he encontrado tan bien. En este caso doy las gracias a esos pedazos de entrenos que cada semana me manda Ceci y que intento seguir todo lo que puedo, y como no a mis compañeros del club, el Trialcorcón, que sin ser, por desgracia, muy asiduas mis comparecencias en los entrenos con ellos, entre whatsap, foro y coincidencias en la piscina y competiciones, también se aprende muchísimo.

Era el momento y la distancia short del Triatlón WILD WOLF de Madrid era la prueba para desvirgarme de la distancia sprint.


       El ambiente como suele ser en estos casos, era excelente. Los coches empezaban a llegar a las proximidades de la zona del lago de la Casa de Campo de Madrid donde estaba ubicado todo el tinglado que conlleva la organización de un triatlón con ambas transiciones en el mismo lugar y con tal cantidad de participantes. Las bicicletas y sus jinetes cargados con grandes mochilas a rebosar de nervios se aproximaban en cuenta gotas a la zona de boxes donde dejar todo preparado para sus dos pasos por ese lugar. A mi llegada los participantes de la distancia half ya han empezado hace un rato. En el día de hoy se celebran dos pruebas, la Half y la Short, la mía. El día anterior se celebraron la super sprint, sprint y olímpico. Veo a lo lejos como algunos participantes corren en busca de sus bicis desde el lago en dirección a boxes, así como a algunos otros que ya están comenzando su andadura ciclista. Algún día haré tales distancias yo también, o eso espero. Poco a poco. Primero bajo a recoger el dorsal y vuelvo al coche a preparar todo. Coloco los dorsales en la bici, casco y porta dorsal. Me pongo el chip. Inflo las ruedas, etc. Una vez en boxes y cuando tengo todo preparado me doy cuenta de que me falta el gorro de natación, me lo he dejado en el coche y como no queda otra me doy una caminata con la mochila de los nervios a cuestas en busca del desaparecido gorrito rojo que indica que salgo en la primera tanda. Y allí estaba, se había caído entre los asientos del coche. Otra vez para abajo. Entrego la mochila en el guardarropa y me marcho hacia el pantalán. De momento no he visto a ninguno de mis tres compañeros de equipo que harán la distancia short. Cuando llego ya hay gente que calienta en el agua, pero aún falta un rato para empezar y me quedo mirándolos nada más. La gente dice que el agua está muy buena, incluso alguno dice que mejor que la de la piscina climatizada. Pues una vez me lanzo al agua a calentar un poquito doy fe de lo oído, está de lujo. Qué comparación a la del último triatlón en Segovia donde aún con el neopreno te quedabas congelado. El pantalán se empieza a llenar de gente. Está a punto de dar la hora. Ahora veo a Sergio que llega algo justo de tiempo y seguidamente a Alberto. Luis, el compañero que falta y a quien no conozco aún, saldrá en otra tanda posterior. Ya sólo estamos en el pantalán los participantes con el gorro rojo y se da la salida.

 

       Me he puesto por la parte derecha y delante de mí se tira bastante gente. Tengo que esperar unos segundos antes de lanzarme si no quiero caer encima de alguien. Veo un pequeño hueco y me lanzo. 950 metros por delante. Mi mayor distancia compitiendo. Empiezo bien y no noto ni un solo golpe. ¡Qué gusto joder! Últimamente me machacaban. Las distancias entre boyas se me hace corto. Voy muy bien y disfruto de cada brazada. Se que el ritmo no es muy rápido pero no me importa. Es la primera vez que nado a gusto y sin agobios, y llegar con buenas sensaciones es mi prioridad. En los giros hay golpes irremediablemente, pero estoy fuerte y recupero rápido la compostura siguiendo con mi nado. En la última parte me han pasado unos 4 atletas que han salido en la segunda tanda, dos minutos después que yo, y sin más llego a la rampa de salida. Corro por el pantalán y un largo camino por moqueta azul llena de piedrecitas debajo de ésta hace que corra como quien evita chinchetas mientras anda descalzo.

        La transición la hago bien y por primera vez no me calzo las zapatillas, van en los pedales. Corro y se me hace largo hasta la línea donde los jueces te permiten saltar sobre la bici.

        Salto y el gemelo izquierdo que me molestaba algo al salir del agua se me da la vuelta. ¡Menuda putada! Meto los pies sin problemas y en un principio voy ligero y estirando la zona. Enseguida meto el trancazo y que sea lo que Dios quiera, comeré y beberé a ver si se subsana pronto el problema muscular y, sobre todo, no me da guerra en la carrera final. Paso a muchos corredores, algunos de mi distancia y otros muchos de la distancia half que llevan un paso mucho más lento. El circuito me gusta. Son dos vueltas de 20 kilómetros cada una de ellas con algunos repechos más bien largos y sobre todo una subida tendida pero larguita en los últimos cinco kilómetros de cada vuelta, y ésta, dentro de la misma Casa de Campo. El sector de ciclismo es sin drafting y por lo general observo un buen comportamiento en los participantes. Me gusta tirar yo solito sin ir a rueda o sin que nadie se acople a la mía. No quito el plato en ningún momento y me encuentro bien, aunque el gemelo no  me deja estar al 100%, pero no me puedo quejar. En la segunda vuelta adelanto a Sergio y a Alberto que evidentemente han salido antes que yo del agua y lo hago en la última subida del circuito ya cerca de la transición. En esta zona hay gran cantidad de público donde, cómo no, hecho de menos a mi familia que no han podido estar animándome esta vez. La T2 la hago muy rápido y justo cuando empiezo a correr llega Sergio a dejar su bicicleta. Nos animamos y seguimos la tarea. Ahora quedan diez kilómetros. Es la primera vez que corro esta distancia en triatlón y temo los calambres sobre todo. Voy a por todas.

 

       La carrera son dos vueltas a un circuito de 5 kilómetros, dos y medio de ida y otros tantos de vuelta. Los dos primeros kilómetros y medio y hasta que giras 180 grados para volver en dirección opuesta se me hacen eternos y parece que hubieran sido siete. Hago el giro y me encuentro a Sergio de frente. Paso del avituallamiento y sigo dirección a la primera vuelta. Antes de llegar al kilómetro 4 más o menos me adelanta Sergio, nos animamos y le mantengo toda la carrera unos 50 metros delante de mí. También nos cruzamos con Alberto y Luis animándonos mutuamente siempre. Se está haciendo duro y empieza la segunda vuelta. Somos muchos atletas en el circuito. Aquí nos hemos juntado también las dos distancias. Las piernas no van mal pero están tocaditas y el cansancio general se nota ya demasiado. Me tomo un gel que cogí de la bici y que llevaba en la mano justo antes del avituallamiento donde cojo agua que me hidrata bien y me quita la pastosidad que dejan estos geles en los labios y dientes. También los chorros de agua colocados por la organización son un buen aliado contra el calor, vienen de lujo y te dan ese pequeño plus para continuar algo más fresquito. Hace calor, el día es ejemplar en este sentido y aquí, en la Casa de Campo, se agradece mucho la gran cantidad de zona arbolada que hay en el circuito de los 10 kilómetros. Sigo viendo a Sergio, pero en los últimos dos kilómetros y medio me saca un poco de ventaja. Lo está dando todo el jodío. Yo también, pero un pelín más lento, jeje. Se acerca la meta. Estoy muy contento, he pasado con nota la distancia, me lo he pasado en grande sabiendo sufrir y haciendo un tiempo muy bueno según mis expectativas. Se ve la línea de meta y su rampita para cruzarla, la subo y cierro ambos puños al pasar bajo el arco, sin levantar los brazos, en señal de rabia y satisfacción. Voy por el buen camino, estoy haciendo las cosas bien y disfruto de cada entrenamiento para saborear a conciencia después cada competición.

 

       Aquí dejo los tiempos que realicé. Y lo de las fotos, una pena. La organización no puso fotos, apenas una veintena, y contando que mi familia, que es mi reportaje fotográfico, no pudo venir, pues no he salido en ninguna. ¡Qué rabia!
 
 

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